206 CUENTOS Y NARRACIONES fermizo entire lagrimas y tristezas, sin mds apoyo que su buena inadre, una cubana ex- tremadisima en el sentimiento del amor ma- ternal. La pobre viuda hizo milagros de laboriosidad y de economic para criar y edu- car esmeradamente 4 su nifo, y cuando 6ste fu6 grande, s61o vivia ella para cuidarle y alentarle en sus crisis de tristeza y desaliento. I Era ya un joven de estatura regular y de fisonomia dulce y simpdtica; pero su extre- mada palidez y la debilidad y flaqueza de sus mtisculos, anunciaban una de esas enferme- dades de consunci6n tan frecuentes en los paises tropicales. La opinion de los m4dicos de la Habana, a quienes la diligente madre habia consultado acerca de la salud de su hijo, no dejaba margen A la esperanza de que Florencio alcanzase muchos afos de vida. La pobre madre devoraba en silencio su dolor mientras colmaba de atenciones 4 su hijo enfermo, y este seguia esforzdndose en desarrollar sus facultades podticas, en bus- car cauce apropiado a sus pensamientos, en dar consistencia y forma artistic 4 las delica- das abstracciones de su imaginaci6n. Florencio cultivaba con predilecci6n el g6nero lirico; pero sus estrofas, llena de can- dor y de sencilla naturalidad, no alcanzaban el 6xito que 41 se prometia. Privaba 6 la saz6n en Cuba el efectismo en la forma poe- tica, y empezaba 6 iniciarse el entusiasmo por la orfebreria literaria de preciosistas y par-