TRIlNFlAq DESPES DE IMOIRIR. A la setorta dofia Emilia V. de Armstrong. Entre la nueva generaci6n- de poetas cubanos, apenas era conocido como tal Flo- rencio Manrique, joven muy estudioso 6 inte- ligente, que sentia dentro de si un mundo de inspirada poesia; pero que no lograba exte- riorizarla de modo que impresionara viva- mente al piblico, 6 que le hiciera sentir alguna parte de lo que 61 sentia en sus mo- mentos de inspiraci6n. El penoso desequi- fibrio entire el pensamiento y su expresi6n, entire la inspiraci6n y la ejecuci6n, entire el ideal y la obra, que es el martirio incesante de poetas y de artists, atormentaba extraor- dinariamente a Florencio, por lo mismo que estaba dotado de una extremada sensibilidad. Era hijo de un capitan espafiol, que ha- bia perecido en la primer guerra separatist dejindole hu6rfano y pobre, cuando no habia cumplido ain tres afios de edad. Creci6 en-