CUENTOS Y NARRACIONES 1' tan, pero lo s4, puesto que tengo la misma enfermedad que mat6 i mi padre y A mi her- mano. Asi es que yo me resigno, quiero, puesto que es precise, morir joven; pero antes quisiera haber triunfado, como las demds mujeres. Estin casadas ya casi todas mis amigas. A las que todavia no lo estdn, hay hombres que las aman y las hacen la corte. A mi no me la han hecho jams. No sabr6, pues, lo que es amar y ser amada, ser esposa, ser madre.... No soy fea. He po- dido agradar a muchos j6venes, y afin algu- nos parecfan enamorados de mi. Luego, de pronto, cambiaban de actitud y de pensa- miento; ya no me trataban como a una joven que podia casarse; acababan por saber que mi salud no valia la pena, y sus ojos ya no expresaban sino un sentimiento de piedad.... 6 Tan ficilmente se ve ya que voy a morir ? i Esto si que es triste !.... Ese seRor a quien vemos todos los dias, no es desagradable, y le creo muy bueno; pero apenas me atrevo a * hablarle ni & mirarle. Tengo miedo hasta de pensar que para 61 como para todo el mundo, no soy mAs que una enferma a quien es necesario tratar dulcemente, puesto que se va.... Todos son buenos para'mi; nadie se enoja con mis caprichos. Pero esta misma bondad, ese aire de ternura que adquieren al aproximarse a mi, me recuerdan a cada ins- tante lo que mis quisiera olvidar.... iAh!, si yo pudiera ser amada de otra suerte!....