156 CUENTOS Y NARRACIONES ufas despegadas de los dedos y algunas man- chas de sangre en rededor. Despu6s de tantearle con los palos y con las puntas de los pies hasta convencerse de que habia muerto, procuraron descubrirle el rostro, que estaba envuelto en pedazos de piel y de cart6n, y al reconocerle no pudie- ron contener un grito de sorpresa. iEra el sacristan de la parroquia!