CUENTOS Y NARRACIONES asistian al novenario y presenciaban la tradi- cional hoguera, lleg6 el osado mozo a la casa de aqu4l con una gran carga de ramos y flores, y enram6 la puerta principal. Ya sabe usted, anadi6 el sangrador, que aqui los mozos tienen la costumbre de enramar las casas de sus novias 6 pretendidas, durante la noche que precede al dia de San Juan. Figuirese cudl seria la sorpresa y la indignaci6n del cura al regresar 6 su casa, viendo la galante decoraci6n de la puerta, en lo alto de la cual se destacaban las iniciales J. M. P., formadas con grandes manojos de rosas y de cerezas. Cerca de alli se arrastraba grufendo, casi derrengado de una paliza, el perro guar- didn de la rectorfa. No fu6 precise cavilar much para des- cubrir el autor de aquel desaguisado. Bien claramente lo decian las iniciales, aun cuando no bastaran los antecedentes Todo aquello era obra del osado Pep6n * de Rita. Quidn sin6 1l hubiera sido capaz de tan temeraria acci6n '" Al dia siguiente predic6 el cura con acalorada elocuencia; hizo alusiones muy marcadas A Pep6n de Rita, refiri6 con vivos colors el hecho escandaloso de la enramada en la casa parroquial, amenaz6 con el inferno y hasta con la guardia civil al autor de tal atentado, y recomend6 much a sus feli- greses que evitaran 6 todo trance la compania