132 CUENTOS Y NARRACIONES aquella noble tarea. Poco tiempo bast6 pa- ra que ella conociese al dedillo la biblioteca de su padre, y para que pudiese encontrar en ella el libro, el legajo 6 el document que 61 necesitaba; buscar en ellos el dato precise; leer los peri6dicos, y escribir lo que el ciego le dictaba, dando en cierto modo unidad y enlace consistent al trabajo de los dos. Ha- bfa much de providencial y de conmovedor en aquellos dos polos de la vida huma.na, personifcaciones del porvenir y del pasado, de la luz y de la sombra, unidos por la nece- sidad y el afecto, y empefiados con igual en- tusiasmo en su labor comfin....! Todo iba ya bien, y apenas se notaba en los trabajos del peri6dico la falta de la vista de su redactor, cuando sobrevino 4ste una enfermedad que di6 al traste con todos sus esfuerzos y energies. Empez6 a sentir en todo su cuerpo una languidez extrafia, un abatimiento general, contra el que se rebe- laban initilmente sus habitos de actividad y de trabajo. A veces padecfa insomnios sin motivo aparente 6 sentiase dominado por tristezas indefinibles, por vagos temores, por timideces y vacilaciones impropias de su ca- rdcter, y por otros fen6menos sorprendentes, de no larga duraci6n, pero que solfan repe- tirse de un modo irregular, imprevisto y de- sordenado. En medio de las mejores apa- riencias de salud sorprendianle fuertes dolo- res repentinos, entorpecimiento y hasta