128 CUENTOS Y NAIRACIONES cian como insensibles ante aquel bello torren- te de luz. Una criada entreabri6 poco despues la puerta del cuarto, y anunci6 su presencia con un saludo respetuoso, al que contest el en- fermo, el cual pregunt6 con interns: 4Se ha levantado Angelica? No, seflor. Encarg6me que la llamara cuando usted despertase. -Dejala que duerma... Es temprano todavia, y la senti trabajar anoche hasta muy tarde. Traeme cafd; abre la ventana para que se renueve el aire, y pon flores frescas donde Angelica las puso ayer. Quedaron pronto cumplidas estas 6rdenes, y despuds del breve desayuno qued6 el enfer- mo por espacio algo mayor de media hora, con la frente apoyada en su mano derecha, y como sumido en triste y profunda meditaci6n. * Tenia en verdad muchos motives de tris- teza. Su vida habia sido un sacrificio cons- tante para l1 y para su familiar, y ya pr6ximo A la muerte le preocupaba la idea de que tan. ta abnegaci6n y tanto esfuerzo fuesen tambidn infructuosos para la humanidad. Desde muy joven se habia (dedicado al periodismo con fervorosa vocaci6n. Le en- tusiasmaba la idea de llegar a ser el verbo y el heraldo de la sociedad en que vivia, compendiar su saber, compartir y expresar fielmente sus creencias, sus aspiraciones