E Lt I4 V Lta O. i mi hija Rmpirv.-' .3' Aquella mafana el. viejo periodista se habia sentido con inimo y 'con- fuerzas para sentarse en la cama, done una 'erfermiedad peInosa le retenia. Primero se incorpor6 po!o A poco; levant la cabeza, 'no bien libre todavia de dolores y desvanecinientos; des- puds enderez6 todo el busto, y a fuerza de almohadas por uno y otro l1ado logr6 sin gran molestia mantener la ,mitad del cuerpo en posici6n casi vertical. Busc6 entonces 6 tientas un cord6n que pendia desde .el techo junto a uno de log pilares de la cama, se oy6 fin ligero roce al descorrerse l'a tapa del tra- galuz, y entr6 de. pronto la claridad por lo alto de la ,'habitaci6n, desconcertando las sombras, que fueron a esconderse detris de is,'armarios y los tap-ics. ,Pudo-verse en- toices elT todos s-s det-'lks elrrostro del tn- f rmo; 'plidd y cemacrado, Iero de expresi6n 4e6rerlay'noble; irotanrdose,' en 9nis ojos'-uma fijeza extrana. Era indudable que permane-