124 CUENTOS Y NARRACIONES soldados al pozo y sacaron el cadaver del muchacho. La noticia de este hallazgo se propag6 rdpidamente, y no tardaron en llegar al sitio del suceso varias personas, y entire ellas el juez y algunos alguaciles. Vamos esa gallina-dijo el juez, des- pues de haber oido con atenci6n el relate de los soldados. Buscronla en vano por toda aquella parte del foso, y ya se lamentaban los cir- cunstantes de la .desaparici6n del ave aque- lla, que de modo tan extraio como eficaz habia contribuido al descubrimiento del cri- men, cuando se oy6 un ruidoso cacareo hacia el lado de la Marina. iElla! exclam6 uno de los soldados. Y en uni6n de otro companero suyo y de un alguacil, corri6 hacia el sitio que indi- caban los gritos de la gallina. Al verlos el ave esforz6 sus chillidos y ech6 & correr por entire las casuchas de yaguas que habia entonces en aquella parte de la Marina. Jun- to 6 una de ellas se detuvo, y empez6 6 gri- tar con mayor violencia. Amanecia ya, y los soldados y el algua- cil observaron que la gallina escarvaba y aleteaba furiosamente, como si tratase de forzar la frAgil puerta del bohfo. Por fin logr6 apartar hacia un lado una de las yaguas mal seguras, y entr6 alborotando de una manera singular.