CUESTOS Y NARRACIONES 121 -iDemela, por Di6s! iSe lo pido de rodillas! grit6 el muchacho. Rastrillo le tap6 la boca, temeroso de que oyeran los gritos en elcuerpo de guardia; pero como el chico gritaba y forcejeaba bra- vamente, puso la gallina en el suelo, pis6 con un pie la cuerda con que estaba atada, y so dispuso a luchar con 41 para imponerle silen- cio. Trat6 de taparle nuevamente la boca con una mano, y el muchacho se la mordi6. Di61e algunos golpes en el rostro y en la cabeza. con el prop6sito de dejarle aturdido, mientras 61 ganaba la salida del foso por el lado de la Marina; mas viendo que el valiente muchacho se defendia y gritaba con mayor fuerza, tuvo miedo de que acudiesen alginos soldados de la guardia vecina y le prendiesen. Le inspiraba horror la Puntilla con sus cabos de vara, sus uniforms de coleta cruda y su severisima reclusi6n. --Ay, mi madre, mi pobre madre en- frrma!-gritaba tristemente el pobre mu- chacho. iCalla 6 te ahogo!- grunifa Rastrillo con voz sorda. --iCaridad, caridad por Dios! Te estrangulo si das otro grito. i Socooo....! No pudo articular por complete la pa- labra, porque Rastrillo le apretaba la gar- ganta con ambas manos. Forceje6 el mu- chacho vigorosamente; apret6 mds y mis