120 CUENTOS Y NARRACIONES circunvoluciones laberinticas del Abanico! Viendo Rastrillo que no era cosa f6cil desprenderse de su tenaz seguidor, y que no tardaria ya much el amanecer, resolvi6 bajar al foso y dar otro giro al asunto de la gallina. Le habia halagado tanto la idea de apropidr- sela, y de tal modo la iba ya saboreando men- talmente, que no podia resignarse a devol- verla. Descendi6, pues, seguido del inevitable muchacho; pasaron por debajo del puente levadizo y se deslizaron foso abajo hasta lie- gar junto al pozo. Entonces Rastrillo le dijo a aquel: Agurrdame aqui un instant, que voy por el dinero. Pues dejeme la gallina. Tienes desconfianza? Tengo necesidad dijo el muchacho con tono resuelto. Pues me la llevard de todos modos - anadi6 Rastrillo. El muchacho le mir6 con expresi6n de angustia y de espanto; hizo despu&s un gesto como para llorar, y se colg6, por fin, del bra- zo izquierdo de Rastrillo, en cuya mano tenia sujeta en alto la gallina. iD4mela usted, por su madre! No la tengo. -Pues por la mia, sefor, que se muere si no vuelvo pronto.... iCalla y lBrgate!