116 CUENTOS Y NARRACIONES ha quedado en la memorial de estos vecinos unido a una tradici6n popular. ** Cuentan que a mediados del siglo anterior, en un pequeflo y miserable bohfo cerca del antiguo muelle del puerto de San Juan, vivia un sujeto llamado Antolin Barroso, aunque era mis generalmente conocido en la poblaci6n por el apodo de Rastrillo. Gozaba fama de hombre diestro en toda clase de hurtos y ra- terfas. Era licenciado de la Puntilla, insti- tuci6n correccional entire circel y presidio, que estaba situada cerca de donde esta hoy la carbonera del Arsenal; y aunque Barroso no se habfa corregido allf de sus inclinacio- nes de tomar lo ajeno, hacfalo con much arte y disimulo, a fin de evitar en lo posi- ble nuevas relaciones con la policia y la jus- ticia. El muelle, el antiguo tinglado, y los viejos barracones de madera, que en aquel tiempo servian de almacenes en la Marina, eran campo casi siempre fecundo para tales ejercicios de merodeo, y el h4roe de esta leyenda habia adquirido en ellos una destre- za extraordinaria. No tenfa predilecci6n por una i otra forma de hurto, ni por la adquisi- ci6n furtiva de objetos determinados. Todos los que tu.vieran algfin valor 6.fuesen ficiles de convertir en dinero 6 en substancias ali- menticias, eran declarados por 61 buena pre- sa y puestos 4 buen recaudo. A esta especie de eclecticismo professional, que le inducia 4