100 CUENTOS -Y NARRACIONES como una desgracia el que no hubiese dejado la formula de sus pfldoras. Un quimico francs, que 6 la saz6n viaja- ba por las Antillas, recibi6 el encargo de analizar aquellas famosas pelotillas, y decla- r6 ante el pais estupefacto que s61o contenian masa de pan. Entonces se cay6 en la cuenta de que todo el 6xito de Murcia se fundaba en el alimento que hacia tomar 6 sus pacientes campesinos, y 6stos se llamaron 6 engato. No obstante la salud, la fuerza y el buen color que habian recobrado, les doli6 la su- percheria y tomaron la revancha volviendo a su primitive alimentaci6n de salazones y de tub6rculos demasiado acuosos. Desde ent6nces muestran gran aversi6n 6 las medicines, sobre todo A las s61idas y redondeadas, que es necesario tragar ente- ras. Apechugan en casos de apuro con cual- quiera p6cima; pero se resisten 6 las pildo- ras, aunque sean doradas. Recordando la ingeniosa treta del curan- dero Murcia, sospechan que toda pildora es una bola, es decir, una falsedad.