CUENTOS Y NARRACIONES muchacha se distrajo de sus studios hasta que cay6 soldado y tuvo que cargar con el chopo. .Contaba Murcia esta fibula con tal colorido y tales visos de sinceridad, que los campesinos embobados solian exclamar 4 la terminaci6n del cuento iPicara muchacha, y qud gran dotol nos ha robado con el aqudl de sus amorfos!.... No se ha perdido todo contestaba Murcia modestamente y en prueba de ello ahi estin los milagros de mis pildoras, que no me dejarin mentir. iY digalo, don Mulsia!- decian a coro los demds oyentes, cada uno de los cuales salia del corrillo alabando por todas parties, con gran entusiasmo, las pildoras y la cien- cia del avispado levantino.. A tal punto lleg6 su fama, que llen6 con ella durante medio siglo las campiflas y sebo- rucos del pais, y hasta pas6 4 la historic popular en forma de proverbio. Todavfa hoy, cuando se reunen muchos doctors en torno de algin enfermo muy pilido, muy flaco y profundamente decaido, suelen decir las gentes por lo bajo, haciendo un signo de compasi6n iHum! iA ese no lo cura ni Murcia! La Sobriedad en el comer, que se conside- ra en todas parties como una virtud y como una excelente media higi4nica, lleg6- ser entire nuestros campesinos, desde los tiempos de la