CUENTOS Y NARRACIOE'S sentia confusamente, sin. poderlos expresar ni definir. En esta disposici6n de. su eqpfritu vino A decidirla en favor. de las calabazas la confi- dencia de una amiguita suya, a la cual, ioh traici6n! habia dirigido Enrique varies re- quiebros, concluyenda por obsequiarla con un clavel rojo, que significaba amor. y otras cosas m6s. iCristo Santo! No bien.se ha- bfa despedido aquella muchacha, cuando Lui- sita empez6 a registrar los armarios y cajo- nes en 'donde Julia guardaba sus papeles, para ver si hallaba el borrador de la carta de desengan~o, y tales trazas se di6 en buscar- la que di6 con ella al instant, y dos horas despuds ya la habia copiado punto por pun- to, variando solamente los nombres propios y alguna que otra expresi6n. --lAja- decia la nifia, doblando el tre- mendo papel-ya esto se acab6! La letra no sali6 buena, porque estoy nerviosa, pero se entiende. iQue se fastidie, y que aprenda a tener.... lo que tiene la gente! iConmigo no se puede jugar! Y el hijo de Engracia fu4 el conductor de la fatal misiva, mediante la gratificaci6n de un muleco de "dulce en palito." VII Aquella misma tarde. pas6 Enrique por delante de.la casa de su exnovia. Iba en com-