CUENTOS Y NARRACIONES V . Fuera de estas leves contrariedades y amarguras, que servian para dar tono y va- riedad 6 las relaciones semiamorosas de Luisita y Enrique, librandoles quiz6s de cierta- empalagosa monotonia, todo entire ellos era dulzura, regocijo y tranquilidad. E1 pensaba en lla mas que en los libros, y gozaba much en verla, aunque no fuera mas que de la calle al balc6n. No la visitaba porque.... vamos, no se atrevia. La mama de Luisita era un pocoo seria, aunque muy buena'persona, y el padre era un hombre barbudo y de muy mal genio, al parecer. Enrique era ',.. ipl, eso si; tenia muy buenos pufios, y no le "sacaba el cuerpo" a ning6n muchacho de su edad icaramba! Pero una cosa era pelear en la calle, romper la cha- queta, apagar un ojo 6 desollarle la nariz a un amigo, si 6 mano viene, y otra muy dis- tinta era entrar y propasarse en casa de la novia, en donde no habia siquiera muchachos con quienes jugar, y que sirvieran de pretex- to para las visits. Por eso iba solamente de tarde en tarde, cuando hallaba alg6n me- dio adecuado para ocultar sus intenciones, y auin asi entraba muy pocas veces sin que le invitasen 6 ello las personas mayores. De- lante de los padres de Luisita se hacia con 11a el desconocido y el indiferente, de un modo que daba ganas de reir.