CUENTOS Y NARRACIONES trato. El nuevo duefio remend6 como pudo este desperfecto pegdndole un parche de cre- tona por el rev4s, con el que se cubri6 el nombre del original, quedando s61o en la me- moria de los herederos del retrato. En el inventario de la testamentaria, el Notario escribi6 el nombre como lo pronun- ciaban los herederos: en vez de Washington puso Guasint6n. Una nueva corcuptela separ6 mbs tarde esta palabra en dos mitades, como si fueran nombre y apellido, y cambi6 la s en c, siguiendo un vicio de pronunciaci6n muy frecuente en el pais. De este modo, el que result ser dueno del cuadro a mediados del siglo XIX, decia que era el retrato de Gua Cint6n. Tuvo eltal heredero, pocos afios despu6s, una hija inteligente y avispada; la mand6 a estudiar A un colegio de San Juan, y cuando ella regres6 Yabucoa sabia casi tanto como el pueblo entero. Not6 con desagrado los defects de pronunciaci6n de sus vecinos, y empez6 a corregirlos por su propia casa. Al oir que su padre hablaba un dia del retrato de Gua Cint6n, le interrumpi6 cari- fosamente: -Papd, no digas asi, que te oyen los muchachos, y lo que en ti es descuido 6 bro- ma se convertird pronto en vicio general. -Y Ac6mo h6 de decir, hija mia? -Pues como Dios manda. Gua no es