CUENTOS Y NARRACIONES panto que todo lo que la rodeaba iba adqui- riendo el tinte y los reflejos mettlicos del oro. Los montes, los arboles, las llanuras, los edi- ficios, todo cuanto alcanzaba a ver desde su encierro le parecia que iba adquiriendo aqu6l mismo tono La luz solar, que tan gra- ta influencia habia ejercido siempre sobre su dnimo, entraba entonces amenazadora y sofo- cante por todos los huecos y resquicios de la casa, como torrentes y cataratas de oro fun- dido, que todo lo inundaban y lo tefiian de aquel odiado color. Efecto andlogo le pro- ducia la luz artificial. Hasta observaba con inquietud que ella misma se contagiaba con el color que tanto aborrecia, y el suave y sonrosado matiz de sus mejillas se trocaba en triste amarillez. Aquello era el desborda- miento universal de lo amarillo, el infierno del oro que la envolvia y la estrechaba im- placablemente.... En lo mis desesperado y violent de este delirio, la joven enferma solia calmarse de pronto, y sus facciones se animaban con una viva expresi6n de regocijo. "Habia descubierto algo puro, agrada- ble, sereno, y libre a-in de la mancha terri- ble que la perseguia. iQud bella y magnifica se ostentaba aquella extension azul alli en lo alto! Era el cielo.... Alli estaba la espe- ranza, la alegrfa, el inico bien.... Desgracia- damente, .de todo el rededqr de la tierra su- bfan yapores amarillos, audaces, turbulentos,