CUENTOS Y NARRACIONES tarr.bin, como si no bastara el enjambre de diablillos con faldas! iCanario con la droga del Doctor! Con semejante modo de recetar, ya estAn divertidos los boticarios.... Con- que amiguitos deh?, amiguitos alegres y jara- neros para una muchacha inocente, sin expe- riencia, sin madre que la dirija y la cuide... iHombre parece mentira que se le ocurran estas cosas descabelladas d un hombre tan formal y tan serio como el Doctor!.... Pero don Segundo, 4 pesar de sus gruni- dos y protests, sinti6 no se que preludios de enternecimiento al contemplar la desaz6n cre- ciente de su sobrina. y trat6 de darla un po- co de largura y de gusto en su cautividad, buscando modo de compaginar en lo possible la receta facultativa y aquel su criterio parti- cular, con vistas 4 la honradez y al egoismo. Mand6 4 la servidumbre que averiguase los gustos de la j6ven enferma, busc6 una mu- chacha blanca para que la sirviese d la vez de criada y de amiga: dispuso que la sacaran con mds frecuencia 4 pasear, y hasta permi- t16 que fuera los domingos A misa, y que- mediante las precauciones acostumbradas- pudiera hasta recorrer en coche algunas ca- lles de la poblaci6n, Algo empezaban A influir en el animo y la salud de Amalia estas pequefias expansion. nes; pero bien pronto supo el tutor que cier- to j6ven segufa con creciente asiduidad.el ca- rruaje de la hu4rfana, que cambiaba ya con