CUENTOS Y NARRACIONES en l1 con avasalladora energia, y hasta en detrimento de los mas generosos y naturales instintos. La avaricia le domin6 por complete. Era rico hacendado, y los ping-ies beneficios que entonces se obtenian con el azizcar le pa- recian insignificantes. Quiso multiplicar la ganancia con el trifico de negros, muy en auge a la saz6n, y dedic6 a este birbaro ne- gocio todas las terquedades y osadias de su mal dirigida voluntad.... A los pocos aflos era ya due'io de una colosal fortune; pero en uno de los viajes que hizo a la costa de Gui- nea, en busca de la nueva mercaderia por 41 tan despiadadamente explotada, trajo tam- bien con ella el germen de una enfermedad que le mat6. No habia cumplido Amalia quince anos, cuando se hall de pronto en orfandad abso- luta, y duefa al mismo tiempo de uno de los mayores caudales del pais. Duena tan s6lo en ciertas condiciones, porque su padre ha- bia dispuesto que un he'rmano de 41, admi- nistrase la hacienda y fuese el tutor y cura- dor de Amalia durante su minoria de edad. Don Segundo-que asi se llamaba el fa- vorecido-no era en realidad un perverse en toda la extension de la palabra, sino mis bien un hombre de instintos egoistas, no equilibrados .por los afectos de la familiar ni por una,educaci6n discreta y previsora. Hi-