42 CUENTOS Y NARRACIONES menes subsiguientes, afianzIndose de este modo el principio de autoridad.... Lo cierto del caso fu6 que 6 Mito le die- ron nota desfavorable, y sali6 como loco, entire la rechifla de algunos estudiantes ma- lvolos y las frases de aliento y de consuelo que le dirigian los demis. Subi6 calle arri- ba por la del Cristo, tropezando con los tran- seuntes que hallaba 6 su paso, y asi gan6 la esquina de la calle del Sol. Acord6se alli de que su padre trabajaba d la saz6n en Ca- sablanca, y que estaria impaciente por saber el resultado del examen. Estremeci6se al pensar en ello el desgraciado estudiante, y hubo de apoyarse en el muro del Seminario mientras le pasaba un vertigo que le acome- ti6. Llegado que hubo luego 6 la plaza de San Jos6, baj6 por entire el Hospital Militar y el Cuartel Nuevo, y por alli anduvo torpe- mente, como un beodo, hasta llegar 6 la mi- tad del Campo del Morro. Alli se detuvo, como dudando de la di- recci6n que habia de tomar. Mir6 hacia el cementerio y sus alrededores; parecia buscar con la vista los sitios mis altos de la mura- lla y los mas hondos precipicios. Su mirada tenia entonces una vaguedad siniestra; sus parpados enrojecidos contrastaban con la palidez de su semblante desencajado, y se hacia cada vez mas corta y jadeante su res- piraci6n. Despu4s de vacilar algunos minu- tos se dirigi6 con paso algo mas fire hacia