CUENTOS Y NARRACIONES regazo, siempre amoroso y tibio, habia de- rramado tantas lAgrimas, y habia reposado y sofiado tantas veces. l11a era su confiden- te, su musa inspiradora, su consuelo Inico, su ainico amor..... ,ITnico?.... Puede que si; pero alli en lo mas rec6ndito y secret de su ser conser- vaba Mito el recuerdo de una muchacha pi- lida, esbelta, de cabello negro y abundante, de ojos obscuros de dulce mirar.... La ha- bia visto por primera vez en una velada es- tudiantil, en la cual pronunciaba e1 un dis- curso d la fuerza. Varios compaferos suyos del Instituto le habian llevado alli manosa- mente, sin decirle para qu6; le empujaron luego con brio por una puertecilla, y se hall de pronto sobre una especie de scenario de teatro casero. Estaba at6nito, avergonzado, sin poder salir por donde lo habian metido, y teniendo enfrente un publico predominan- temente femenino, que le saludaba con gran- des aplausos. * Trat6 de excusarse, dijo algunas pala- bras para explicar el caso, y le aplaudieron de nuevo y mas ruidosamente. No tuvo mds remedio que hablar, y habl6.... Su cabeza en aquel moment le parecia un volcn. No recordaba despues una sola palabra del dis- ourso. Vinole a la mente como un asidero de salvaci6n su tema favorite, la mujer, y de ella habl6 en general, pero muy especial- mente de la madre.