CUENTOS Y NARRACIONES de resistencia, velando sin cesar en la cabe- cera del enfermo, y prodigindole toda clase de cuidados y consuelos. Rayaba en lo su- blime aquella mujer, tambi6n atribulada y enferma, olvidAndose de si misma para en- tregarse i las mis extremosas atenciones del amor maternal. Vencida al cabo la enfermedad y cicatri- zadas las heridas, Mito busc6 de nuevo sus libros de Aritm6tica y Algebra, estudi6 re- petidas veces en ellos, fu6d repasar sus lec- ciones con algunos condiscipulos suyos que habian triunfado de aquellas asignaturas en el ultimo curso, y ya fuese por el esfuerzo extraordinario que hizo para aprender, 6 porque los Catedriticos se hubiesen movido i compasi6n con la noticia del injusto y bar- baro castigo, el caso fu6 que en el examen que hubo al terminar las vacaciones de aquel aflo le aprobaron el primer curso de Mate- miticas, y pudo matricularse en el segundo. El padre se alegr6 much de este triun- fo, y hasta se envaneci6 un tantillo de 61, atribuy6ndolo i la oportunidad y energia de la paliza pasada. Con esto se afirm6 mas en la vieja y absurda creencia de que el palo es el sexto sentido de los estudiantes descuida- dos, y ya no perdi6 ocasi6n de recorder -Mi- to la escena brutal de los estacazos, creyendo de-buena fe cumplir- con ello un deber de pa- dre, y -asegurar la realizaei6n de sus mis vi- vs-deseos. :- -