CUENTOS Y NARRACIONES E1 te :-iHuye, hijo, huye y esc6ndete lo mds lejos possible, porque aqui corres much pe- ligro. Despues veremos lo que se puede hacer. --Pero.... .y ustedes?-replic6 el mu- chacho, sefalando hacia el caj6n de los comestibles. -Ya nos arreglaremos como podamos. Dios aprieta, pero no ahoga-contest6 la ma- dre con resignaci6n. Y buscando luego entire unos trapos de su caja de costura, sac6 dos pesetas, que constituian todo su caudal; las meti6 en la mano derecha de Tribilin, cerrandosela despu6s con fuerza ; le bes6 y le abraz6 llo- rando, y le empuj6 dulcemente hacia la puer- ta de la b6veda. Pocos instantes despus, no se oia alli mAs que el Ilanto de Cristina por la desgracia de Mendoza, y sus oraciones fervientes, pidiendo a Dios que hiciera el mi- lagro de salvarle, 6 si habia muerto ya, que le devolviera la vida. * Carta de Tribilin 6 Flora, desde la Habana: "Querida mam6 : Aqui estoy desde hace quince dias. Esta ciudad si que es grande icaramba! Le caben dentro cuatro como esa 6 mas. Hay por aqui soldados-como hormigas : de tantos que son no se pueden ni contar. Dicen que hay guerra; pero estard muy lejos, porque aqui no se oye un tiro. Lo que hay aqui es much lujo, ruido