16 CUFw S V NABME44VOW na y otro & easartar entire dos fgega 1l hebra combustible del amjr. La madre vigilaba y dirigit can Ss ,eon- sejos a la joven, advirtiendola de lo peligrosp que era jugar con fuego. No desdefaba Cris- tina las advertencias de la madre; pero el sar- gento sigui6 en su afici6n al cigarro, y la jo- ven habia lefdo en no s4 qu6 libro que no se debia negar a nadie el fuego, el agua y la sal. La historic no explica bien de que modo aquellos amores liegaron en su desarrollo A un punto anorm ,1 y triste, que produjo gran desaz6n en la famitli. Se not6 que el mozo dejaba ya de fumar con aquella frecuencia y afici6n que demostraba en los comienzos del idilio; s61o se le vefa entonces de tarde eg tarde por la b6veda, y filtimamente dej6 de ir. Un dia, al legar Tribilin a la b6veda car- gado de mendrugos y fruslerias, se encontr6 con una triste escena de reproches y de dolor. La madre, irritada y Ilorosa, dirigfa frases tremendas A Cristina, la cual media ahoga- da por los sollozos gemia en un rinc6n. La presencia del muchacho contuvo un poco aquel torrente de quejas y acusaciones:; pero talgo leg6 a oir de "verguenza y desalpor," y estas palabras le impresionaron profjWda- mente. M6s tarde tuvo que corer Tribiltn n busca de -un medico, porque Cristixa 4aia tratado de envenenarre:con un putadg9.4e ea- hezas de f6sforos. Bespues de, ete.pelieroo amago de suicidio, la joven habia quedado 16