DOCUMENTS LEGISLATIVOS La amortizacin de una parte del papel moneda que estaba en circulacin; Las providencias que impiden a los extranjeros abusar de nues- tra hospitalidad y filantropa, para intentar actos de hostilidad contra las Antillas vecinas o contra nuestra misma Independencia; La construccin de un faro de hierro que estar colocado pron- to en el lugar ms ccnveniente de este puerto; De estas y otras medidas de no tanta consideracin, hallaris detalles en las Memorias de los respectivos Secretarios de Estado. Es conducente a mi propsito manifestar aqu el sentimiento que naturalmente emana, de que no hayan servido de base a refor- mas tiles las indicaciones consignadas en mi anterior Mensaje. aEstaran ya probadas en el crisol de la experiencia, y enmendadas hoy con tino, contribuiran hoy al progress de esta hermosa por- cin del territorio. Contbamos con un ao de paz, garantida por las potencias mediadoras; y la march que llevaba la industrial era un seguro presagio de superabundancia en nuestros recursos fis- cales: la oportunidad convidaba por lo tanto a hacer preciosos ensayos. Insistir no obstante sobre lo que crea de imprescindible ne- cesidad. La administracin de la cosa pblica exige consagracin abso- luta de parte de los empleados: sin ella no hay eficacia en el ser- vicio, ni progress possible; porque no pueden surgir proyectos de mejoras de entendimientos ocupados con preferencia en buscar el necesario sustento. La justicia y la conveniencia exigen que se les retribuya siquiera con lo indispensable para vivir. No se deduzca de esto que yo pretend que se arranquen a los contribuyentes sumas enormes para distribuirlas en los empleados. No: acepto de lleno el pensamiento poltico de que en sus respectivas esferas de- ben hallar, en proporcin de su trabajo .ms provecho los industria- les que los empleados, para evitar as los malos efectos de la ambi- cin; pero no debe irse al otro extremo: los sueldos han de circuns- cribirse entire estos dos limits; lo necesario para vivir segn la po- sicin social que proviene del destino mismo, y los aumentos que pudieran excitar las pasiones srdidas. Si no puede revocarse a duda la necesidad de mantener a los servidores del Estado, la cuestin se reduce entonces a las posibi- lidades del Erario. Yo encuentro en las entradas anuales los recur- sos bastantes para indemnizar con modestos sueldos a los emplea- dos, y apartar un sobrante para los casos de apuro. Tenemos en el da reserves que no deben tocarse, y que aseguran al pas de toda emergencia en un tiempo dado. Consisten stas en valores me- tlicos depositados, y en efectos de guerra y marina de bastante