CONGRESS NATIONAL 1853 El Tesoro exhaust en 1849 por los dispendios de la guerra, por el desorden administrative en das de anarqua, y por el abati- miento de todas las industries, lo entreco en es tdo que puede llamarse pros o, puesto que cubre los gastos pblicos, no hay necesdad de hacer emisiones de papel moneda, nuestros parques estn provistos, satisfechos los sueldos de los empleados y hay adems una fuerte reserve para tender a cualquiera necesidad, provenga ya de un repentino e inesperado ataque, o bien de un trastorno cualquiera que, desalentando la industrial, detuviera sus visible progress. Y como si mis dbiles esfuerzos no estuvieran bastante recom- pensados con la situacin actual del pas; como si mis cortos servi- cios merecieran an mayor galardn, siguiendo los designios del Altsimo, que protege tan visiblemente a nuestra Patria, la volun- tad national ha elegido para sucederme al General Libertador Pe- dro Santana, proporcionndome as la fortune, que vea pasar el depsito que me confi el pueblo, a las manos del guardian de sui Independencia, del heraldo de sus libertades. Entrando ya a daros cuenta de los asuntos del Gobierno, me ocupar en primer lugar de las relaciones exteriores, que a mi ver constituyen el ramo ms important de la administracin pblica en la situacin que hemos y vamos atravesando. En ellas estn fun- dadas las esperanzas del patriotism: en la actualidad para obtener la paz y en lo uturo para la realizacin de grandes proyectos. Despus de cerradas las sesiones de la anterior Legislatura crey el Gobierno de urgente necesidad y de alta conveniencia para que pueblo catlico celebrar un Concordato en la Santa Sede. Con este objeto, y para tener en Europa un representante en las graves circunstancias de la poca, nombr Plenipotenciario al Seor Dr. Elias Rodrguez. Por moments se esperan resultados muy favora- bles de su important misin. El Tratado con el Imperio Francs que aprob el Congreso en sus sesiones de 1852 ha sido canjeado ya, y sabemos que se ha pu- blicado como Ley en aquella nacin. El tratado dinamarqus, sancionado en las mismas sesiones, y ratificado en las extraordinarias convocadas en el mes anterior, ha sido tambin canjeado y promulgado como Ley en ambos do- minios. En la perseverante idea de alcanzar la paz sin el empleo de las armas, no ha cesado el Gobierno de cultivar las relaciones de amis- tad con las generosas Potencias que se han prestado a servir de mediadoras, en la guerra que produce la colisin de las pretensio- nes exageradas de Hait con nuestros incontestables y terminantes derechos. No se ha equivocado el Gobierno: la Gran Bretaa y la