CONGRESS NATIONAL 1852 tas" para que nuestros juristas, que gozan exclusivamente del mo- nopolio de la inteligencia, y del beneficio de nuestras leyes que la masa del pueblo ni entiende ni puede entender, basta, repito, haber pronunciado las voces mgicas de manoss muertas" para que ellos pretendan que debe destruirse cuanto hay de ms respectable para los hombres, que es nula toda disposicin en favor de nuestras al- mas, las de nuestros padres, hermanos y amigos; que es nulo todo testamento o legado que tenga por objeto Dios, la Religin y la Piedad; que es nulo, en fin, lo que no cede en pro de los abogados, cuyos honorarios y transacciones escandalosas llaman la atencin del Cuerpo Legislativo. Yo espero que los escogidos del pueblo para dictar las leyes ms oportunas a la prosperidad de los ciudadanos no olvidarn los sacrosantos deberes que nos impone a todos la Re- ligin, y la necesidad en que estamos de procurar primero la feli- cidad eterna que la temporal, las riquezas del alma que las del cuerpo. Slo en la mente de los legisladores ateistas del Cdigo llamado de Napolen pudiera caber la idea de coartar a los indi- viduos de la sociedad la facultad de disponer de sus bienes por tes- tamento en favor de hospicios, establecimientos piadosos, bien de sus almas, etc. Cuando no se les prohibe dejarlos a una prostitute ni fundr con ellos un lupanar, mas no es extrao cuando en l no se establece garanta ninguna que asegure la observancia y el respeto debido a la Santa Religin que profesamos: ni la virtud es acatada, favorecida y premiada; ni el vicio es reprimido y castigado sino en consideracin de los perjuicios y daos que puede ocasionar. Yo espero, Seores legisladores, de la probidad que os caracte- riza, del respeto a la Religin catlica de que dais constantemente pruebas inequvocas, y del celo que os anima por el bien de la Re- pblica, que os apresuraris a hacer desaparecer de nuestra Legis- lacin esos feos borrones que rebajaran la consideracin que de- seamos inspirar a todas las naciones cultas en nuestro favor, a po- ner un studio muy cuidadoso en sustituir a unas mximas que nos degradan, otras que vuelvan nuestra dignidad y nos pongan en ar- mona con la naturaleza, con la sociedad, con la Religin y con nosotros mismos, es decir con nuestras respetables tradiciones. Aprovecho la ocasin, Seores legisladores, de manifestaros el sumo aprecio y alta consideracin con que tengo el honor de sus- cribirme vuestro ms atento servidor. Toms, Arzobispo de Santo Domingo. P. D.-No puedo menos de, recomendar al Cuerpo Legislati- vo la lectura del Captulo XI de la seccin 22 del Santo Concilio de Trento, para que teniendo present lo dispuesto en l, proceda con ms acierto en la discusin y resolucin de un asunto de tanta im- portancia; motivo por que me veo en la estrecha obligacin de re-