CONGRESS NATIONAL 1852 El HONORABLE HERNNDEZ: Seores: El Honorable Marcano, no ha apoyado en todas sus parties la proposicin del Seor He- neken porque ella tiene dos miembros, de manera que habiendo l emitido la opinion de que el Congreso se ocupe desde el Lunes de la lectura de las Carteras, yo me adhiero a ella, y asimismo no hay ms que una sola proposicin. El PRESIDENTE: Seores. Supuesto que se han reconcentrado las dos proposiciones que haba en una sola, y que los preopi- nantes hasta ahora no han manifestado otro deseo sino que se agiten en cuanto sea possible los trabajos del Congreso, parece convenient determinar que desde el Lunes prximo en adelante permanezca el Congreso en sesiones diarias para ocuparse ex- clusivamente del conocimiento de las Carteras; por tanto lo que fueren de esa opinion se servirn manifestarlo por el signo de costumbre. Pronunciado el Congreso a unanimidad, fu resuelto quo desde el Lunes 8 de los corrientes el Congreso se pondr en sesiones permanentes para verificar las cuentas de la adminis- tracin pblica, y que las Carteras y dems documents a ellas anexos, permanezcan sobre la mesa bajo la custodia del Archivis- ta, a fin de que todos los miembros que quieran tomar conoci- miento de ellas desde hoy hasta el Lunes puedan hacerlo. El SEOR PRESIDENTE: Honorables Seores. Por una cos- tumbre inveterada desde la instalacin de las Cmaras se nom- bran para el conocimiento de las Carteras de la administracin pblica, cinco comisiones; pero esta costumbre ha producido tan malos efectos, supuesto que siendo el nmero de Representantes que asisten a las sesiones tan limitado, apenas hay lo suficiente para nombrar tres comisiones; tengo el honor de proponeros que se dividan los miembros del Congreso presents en tres Comi- siones, una que conozca de las Carteras de Interior, Polica, de Justicia e Instruccin Pblica; otra de Guerra y Marina, Ha- cienda y Comercio, y la tercera de Relaciones Exteriores. En consecuencia, y habiendo tomado alternativamente la palabra los Honorables Flix Morilla, Flix Delmonte, M. Mar- cano, Heneken y Lovelace, abundando todos en la conveniencia