JUAN LUIS MARTIN manda gran atenci6n de la generalidad de las personas medianamente cultas. Se estima, por el hibito, que todo esto reclama casi de un modo exclusive la atenci6n de los especialistas. No obstante tal indinaci6n, los g&rmenes de nuestros comienzos, los elements necesarios para inter- pretar los products sociales de nuestra cultural, hay que buscarlos en Asia, cuyas relaciones con el mundo europeo fueron al parecer mis intimas de lo que recientemente se suponia. ;Por qu6 se ha producido esta actitud mental? Seguramente, por la solidaridad mis o menos continue, casi permanent, o mejor, perma- nente en sus tendencies, que nos ofrece Europa. La historic es la que da unidad a Europa y a la historic principalmente, referimos la geo- grafia. Acostumbrados a examiner con unidad de pensamiento el fen6- meno de la Civilizaci6n Europea, damos unidad a los sucesos y unidad tambi6n a la variedad del ambiente en que se desarrollaron. Los pueblos europeos, en sus multiples relaciones, son considerados, por esto, como un conjunto; y es tan persistent esta vision que mis de una vez se ha intentado someterlos a la unidad political o a la unidad religiosa. La permanencia de las relaciones, el incesante intercambio cultural, produ- ciendo estrecha semejanza en las costumbres y las instituciones, por im- posici6n geogrifica, ha afincado ese criterio de la unidad europea. De este modo, muchos pueblos europeos, afines etnogrificamente a otros de Asia -o afin de Africa- se consideran mis semejantes a sus vecinos europeos, que a sus hermanos de otras regions. Se necesitaron siglos para descubrir que entire persas y griegos habia elements raciales co- munes; y entire hindos y germinicos no vino a descubrirse la igualdad lejana de origenes sino en nuestros mismos dias. Hoy, los checos, es- lavos de raza, como los poloneses, se consideran mis cercanos a Ocd- dente, a la gran fuente de la civilizaci6n europea, que de los eslavos orientalizados o de sus mis distantes antepasados de la India. Los hin- garos, que han aceptado una religion de origen semitico, estin mis cercanos del cido cultural latino que de sus parientes de Asia Oriental, que atacaron tambien a los chinos, en tiempos que se enlazan con la levenda. Los lituanos no distinguen su parentesco con vieios pueblos hindos; y un finlandes se parece mis a un sueco, que a sus parientes de raza que estin interpenetrados en Asia. Los judios establecidos en los paises europeos se han aoartado de lo prooio del Oriente y, a trav6s del asimilismo, han hecho sintesis de su religion con el temperament eu- ropeo, estando apenas nada de la actitud mental con que se acercaban a tcdo lo que era prindcio fundamental de su religion v del nexo social que 6sta creaba. La intervenci6n de la geografia en former estas apti- tudes y tal conduct es bien visible. El criterio antiguo de separaci6n de Europa y Asia se hallaba en la demografia. Europa llegaba hasta donde se extendian las regions den- samente pobladas, las zonas en que la relaci6n constant, la civilizadc6n constituida por un sistema de agriculture basado canitalmente en el cul- tivo de los cereales, tendia a.crear una comunidad de contacts que eli- minaba las caracteristicas de raza. El ambiente geoarifico requiri6 del hombre el esfuerzo de progress, que crea la dvilizaci6n. Asi, la extension de lo que es Europa ha fluctuado a traves de los tiempos, en la imagen popular que se ha tenido del Continente. Pero la