BANDERAS GFOPICRS Y REVOLUoDNARUaS D) CUBA entire ellos el que constitnia so orgullo", caballos que al retirarse L6pez devolvi6 a Hernindez, regalandole una onza de oro al despe- dirlo en el muelle, y "tambina le di6 la mano y le dijo que todos los hombres eran iguales y que su empresa libertadora aspiraba a establecer esa igualdad en Cuba". Refiriendo Portell Vil", que Ber- nardino Hernindez "se comport6 con gran dignidad al contestar a las preguntas del fiscal y mantuvo que no se arrepentia de lo hecho y que todo un General le hubiese estrechado la mano y le hubiese anunciado que todos &ramos libres e iguales: "--Cien veces mis haria lo mismo" -repiti6 con todo calor ante el tribunal". Sefala tambin Portell Vil, en su trabajo -Los Hdroes de CArde- nas (El Mando, La Habana, mayo 17, 1950)- lo injusta que ha side la Republica con los hombres que el 19 de mayo de 1850 lucharon por la libertad de Cuba, al permitir que subsist en la fortaleza de La Cabana, de La Habana, un monument levantado pot el gobiero de Espaia, "a los soldados espafioles que murieron combatiendo en Cirdenas contra Narciso L6pez", mientras no existe ni una piedra ni una lpida, que rememore el heroismo y sacrificio de los que se batieron, en aqella jornada de gloria, por la libertad de Cuba, en las calles de Crdenas, precisamente contra los espanoles en cuyo honor se levant6 ese monument de La Cabafia: "el matancero Juan Manuel Macias, ayudante de Lpez y despus amigo del president Sarmiento de la Argentina", que al frente de sus valienteq expedi- cionatios, repelieron el ataque del sargento de lancers Feliciano Carrasco, dindole muerte, asi como a un cabo y ocho soldados dis- persindolos en desbandada. Ya la noticia de la toma de la ciudad habia legado a las auto- ridades espafiolas, que con fuerzas numerosas marcharon a recon- quistarla, por lo que 6pez. orden6 la retirada y abandon la po- blaci6n. cuya conquista le habia costado 67 bajas contra den de los espafioles. A este doloroso acuerdo fueron forzados L6pez y los demis jefes de la expedici6n, ante el fracaso indudable del movi- miento. Reunidos al efecto -segfn refiere Portell Vii- en el piso alto de la casa Cuarta Avenida 154, que le sirvi6 de cartel general, Ilegaron a esa resoluci6n. Ya reembarcados los expedicionaios, Uevando consigo al coman- dante Certti, al capitin Segura y al alfrez Herndez, dejaron a istos en un cayo cercano a Cardenas, y despu6s de amplia delibe- raci6n sobre el rumbo a tomar, la mayoria de los expedicionarios acord6 dirigirse a Cayo Hueso a donde, perseguidos de cerca por el caionero Pizrro, pudieron Ilegar a salvo. ;Qud suerte corri6 despuas de fracasada la expedici6n de Cirdenas, la bandera de la estrella solitaria alli enarbolada por Narciso L6pez, su creador glorioso? En el acta de entrega de tan preciada reliquia al Senado de la Repfblica, el 12 de diciembre de 1944, por el doctor Manuel San-