BANDERAS OPICIALES Y REVOLUCIONARIAS DE CUBA desbord6 por calls y plazas. Y -refiere Martinez Ortiz- "la auro- ra encontr6 a la ciudad vestida de gala; los lazos negros que som- breaban al atardecer las banderas, habian desaparecido, y en los topes lucian ellas acariciadas pot los cfiros matutinos; oras d6biles las dejaban caer en pliegues perezosos sobre las astas, ora las extendian ondulantes cobijando la ciudad bajo su sombra. En las called prin- cipales el trinsito se hacia dificil: en la Plaza de Armas y el Malec6n era impossible . Para los millares y millares de cubanos nacidos despues del 20 de mayo de 1902, les ha de set interesante y provechoso conocer el contrast que Martinez Ortiz ofrece en su libro mencionado, entire esta fecha y la del 19 de enero de 1899, porque ambos cuadros re- flejan fielmente la diverse actitud de nuestro pueblo, ante el cese de la soberania espaiola en Cuba e inicio de la intervenci6n norte- americana, y al contemplar ya realizado, el ideal de la independencia y constituida la Republica. FuC el primer de enero de 1899 -dice- "un dia de inviemo con sos nubes, su temperature desapaible, sus olas agitadas rom- piendo enfureidas sobre los acantilados; fue este (el 20 de mayo de 1902), dia de primavera con su limpidez de cielo, s perfume de flores en el aire, so mar dormida, acariciando con sus aguas los borders de los arrecfes. En los corazones cubanos se mezclaron en tropel confuso, entonces, la alegria con el respeto al derrmmbe de un imperio, en tanto que los espaoles Ilevaban en sus rostros con- traidos a mustios la expresi6n de la pena que les agobiaba el alma; los propios interventores sinieron tambimn la solemnidad del de- sastre, y como Escipi6n al Ilorar sobre las ruinas de Cartago, segu- ramente se conmovieron al poner t6mino en Amrica a la soberania espaiola. El 20 de mayo fiu may distinto; la alegria era general y era legitima; palpaban los cubanos sus ensueios; solazibanse los espafioles viendo arriarse el simbolo de sus humillacions; escribian los norteamericanos una de las i nas mas hermosas de su historic, y retornaban a su eatria cargados de gloria y de bendiciones". Revalorados ya hist6ricamente hechos y actiotdes, causes y razones de esas dos fechas trascendentales, los que las hemos historiado en su. antecedentes y consecuendas y fuimos, adems, aunque niios, testigos presencales del espectaculo que ofreci6 La Habana, en una y otra, podemos afirmar que el 20 de mayo de 1902, el pueblo olvid6 por veinticuatro horas y di6 por bien padecidos todos los sacrificios de treinta afos de lucha pot la independencia y la liber- tad, y no pens6 en los males ocasionados por el despotismo espanol, ni en la indiferencia de los Estados del Continente, ni en el agravio de la capituladon de Santiago, ni en so ausencia de las Conferendas de Paz de Paris, ni en las zozobras de los afios de intervend6n, ni en la imposii6n de la Enmienda Platt: s61o,vi6 qua ya flameaba en el Palacio de la Plaza de Armas, en El Morro y en las demis for- talezas y edificios pfblicos, su bandera, la bandera del triingulo rojo