BANDEBAS OFFICIALS Y REVOLUCIONAIUAS DE CUBA El estado ca6tico que imperaba en el pais, tuvo s climax en la renuncia del rey Amadeo, y se ech6 entonces, mano del regimen republican, porque no se encontr6 otra soluci6n legal: "Habia el pais repudiado en tres cuartos de siglo -comenta Pi y Margall- la monarquia absolutista, la constitutional y la democratic. No que- daba por prober mis que la formal republicans. Se habian los sucesos desarrollado en tal form, que la Republica habia de venir a ser la 6nica soluci6n de concordia entire todos los partidos". Y agrga: "Soluci6n national el establecimiento de la Repfblica, no signiic6 una verdadera transformaci6n, una revoluci6n; fui mis una tran- sacc6n que no podia menos de debilitarla... Fui quizi esta suavi- dad con que se paso de una forma a otra, como un vicio constita- cional con que naci6 la Rep6blica y que habia de acelerar su existencia". Y al referir la heteroginea constitci6n del primer gobiemo repn- blicano, acota Pi y Margall: "Naci6 asi aquella Rep6blica entregada a sus enemigos". Fu, pues, totalmente impossible que se pensara en cambio de ban- deras. Y la ensenia gualda y roja, creada en tiempos de Carlos I y mantenida pot el rey Amadeo de Saboya, fue tambiin la bandera de la Repblica de 1873 y mis tarde la de Alfonso XII, al restaurare la dinastia Borb6nica. Comprobada queda, ademis, esra perdurabilidad, durante la Re piblica, de la bandera gualda y roja, en los pei6dicos grificos d la ipoca, come por ejemplo, La flusmtradd Espasol/ y Amerinam4 de aquellos dias. En todo el afio 73, se encuentran numetosos gra bados de actos oficiales en los que aparece la banders gualda y roja. Nos toca ahora esdarecer que repercusiones tvo en Cuba ese cambio de regimen politico espanfo Al establecerse la Repiblica en Espaia hacia cuatro afos, cuatro meses y un dia que la Revoluci6n libertadora, inicada en La Deme- jagua por Carlos Manuel de CUspedes, el 10 de octubre de 1868, la. chaba, especialmente en las provinias orientales de ls Isla, por lograr la separacin de la metr6poli. Se cono6 en La Habana la instaurad6n de la Repbica al dia siguiente, por cable de Salmer6n, segin refiere Gil Gelpi y Ferro en su Historic de la Revoluaci6 y Guerra de Cuba, La Haban, 1889 (t I, p. 258 y sigts.), y "aunque el acontecimiento fuese previsto y esperado de un moment a otto, la noticia domin6 la atenci6n pf- blica y se olvidaron por complete todos los asmntos particulares y p6blicos". Hasta los republicans espaoles residents en la Isla, "estaban come perplejos". Todo qued6 relegado a an piano secun- dario: "Nadie pens6 en la insurrecd6n, ni en los emprstitos, ni en los extranjeros que pasaban al campo de los rebeldes". El relato de Antonio Pirala, en sus Aales de la Guerr de Cuba, Madrid, 1896 (t. I, p. 543 y sigts.), concuerda hasta en as palabras con Gelpi y Ferro: "La noticia del establecimiento de la Repiblica