BANDIRAS OPICIALBS Y BEVOLUCIONARIAS DI CUBA de so patria, que todos se sentian, y como cat6licos creyentes y fer- vorosos que eran, hombres y majeres trataron a los ingleses con- quistadores como enemigos de su patria y so religion, adoptando generalmente contra ellos franca hostilidad, que hicieron a6n mas aguda las exaccones qua la Iglesia y a la ciudad impusieron George Keppel, conde de Albemarle, y su hermano Guillermo Keppel, ocuparon el gobierno con el titulo de Capitin General y Goe do de la Isla. Asi lo pone de relieve el mis interesante de los documents que sobre la actitud de los habaneros contra la dominaci6n brithnica, ha legado hasta nosotros: la carta en que un sacerdote jesuita de La Habana did cuenta, en 12 de diciembre de 1763, al Prefecto de la Compaila, en Sevilla, de la toma de la plaza por los ingleses, de la que entresacamos este parrafo, en el que se hace referenda a la ban- dera britnica: "No es ponderable el door que redbi today la ciudad con la pvr- dida de El Morro: eran las 4 de la tarde y a-n mirando tremolar en il la bandera de & Jorge no se creia todavia, hasta que por orden del Gobemador vimos romper el fuego de todas las baterias de la plaza contra el mismo escudo en que estaban antes nuestras esperan- zas"; dolor que lleg6 al paroismo cuando se rindi6 la ciudad: "el dolor de los vecinos y naturales de la plaza al ver entregar so patria, excede a las palabras, y si bien dudo decir en obsequio d- la verdad, que con el tiempo ya no se hallaban muchos tan mal entire una nac6n que se port6 no tan mal con nosotros, sino mejor de lo que nos po- diamos promoter, sin embargo, fue inexplicable el dolor de estos primeros dias. Enarbolironse en los navios las banderas inglesas..." La ensefia britinica fue arriada definitivamente del castillo de El Morro de La Habana, al verificarse la restauraci6n espafiola el 6 de julio de 1763, como resultado del tratado de paz, cuyos articulos preliminaries se firmaron en Fontaineblean el 3 de noviembre de 1762 y fue concertado definitivamente en Paris, el 10 de febrero de 1763, en el que se convenia la devoluci6n a Espafia de La Habana y otras posesiones sayas que estuviesen en powder de Inglaterra, me- diante varias cesiones y concesiones que aquella naci6n bacia a ma. El nuevo capitHn general designado por el rey Carlos III, don Ambrosio Torres de Villalpando Abarca de Bolea, conde de Rida, lleg6 al puerto de La Habana -segn aparece en la carta dirigida en 21 de julio de 1763 por la Administrai6n de la Real Compaiia de esta ciudad a don Diego Josi de Cosa, secretario de la Comisi6n establecida en Madrid- el 20 de junio, en horas de la tarde, en compafiia de la escuadra del Rey. Todos permanecieron en los barcos, a petici6n del Goberador ingl6s, except el conde de Rica, que se aloj6 en nna casa de campo en la zona de extramros, donde con- vino con los generals ingleses la formal en que se realizaria el cam- bio de mandos. Los dias 4, 5 y 6 de julio desembarcaron las fuerzas espafolas, quedando todas en extramums. A las cnco del dia 6 en-