LA BANDERA INGLESA Veintitres aios antes de me EspaFa tuviese como bandera national la galda y roja -y fseesta, po tanto, la de Cuba- ora enseia onde ofidalmente en laa Isdurante algunos meses: la de Inlr En efecto, el 8 de septiembre de 1762, el Cabildo de LHabna en nombre de la cudad, ante el conde de Albemarle, jur6 "obe- dienia y fidelidad a D. Jorge III, rey de la Gran Bretaia, Francia e Island, durante el tiempo que estviere sjeta a so dominion como consecuencia de la rend ian de la plaza a las fuerzas unidas del ejir- cito y la escuadra britinicos, mandadas, respectivamente, por el dicho Albemarle y Sir Jorge Pocock, que sitiaon y atacaon la ciudad desde el 7 de junio, episodio el mis sonado de la guerra estallada ese mismo aio entire Espaia e Inglaterra. El pabell6n britnico fue plantado en as almenas de El Moro el 30 de julio, por el propio general Keppel, despus de herido mor- talmente don Luis de Velasco, el heroic comnan te de dicha forta- leza; muerto, abrazado a su bandera, el marquis Gonzilez y herido el segundo comandante Bartolomi Montes. En uno de los diarios ingleses de las operacones contra La Ha- bans --del que ofrecen sendas traducciones en espafiol Antonio Jose Valdes, en su Historia de la Isla de Cuba y e especial de La Habad, 1813 (p. 175-188), y Antonio Bachiller y Morales en Cuba: mono- grafia histdria, 1883 (p. 161-171)- no se recoge el hecho de haberse iado la bandera inglesa en El Moro, despues de tomado iste, ex- presindose s, que "la posesi6n de El Morro nos ha costado 44 dias de constant ucha, desde el primero que comenzamos las operaco- nes, y en este tiempo los espafoles han perdido mil hombres, aunque es verdad que tbien se ha derramado bastante sangre nuestra". En otto diario de un official ingls, editado en Londres ese mism aro, y cuya traducci6n tambign public Bachiller, tampoco se precis dicho hecho. Pero el conde de Albemarle, en s cart de 21 de agos- to, al conde Egremont, dindole cent de la capitulaci6n de La Ha- bana, al referirse a la toma de El Morro, el dia 30 del mes anterior, refiere: "Cometeria yo una injsticia respect al honor y crdito de las tropas de Sn Majestad como al mayor general Keppel, que dirigi6 el ataque, si no los mencionara de an modo particular a so Sefioria. Nuestras minas se hicieron estallar como a la una, abnendo una brecha transitable exactamente por una fila de hombres de frente;