LA ORATORIA EN CUBA su sangre, vida de su vida, el ideal definido de un Estado cu- bano democratic, libre e independiente; fu6 entonces cuan- do, de nebulosa que era en el espiritu patrio la repfiblica en que respiramos, pas6 a ser gradual, pero rapidamente, una realidad cosmog6nica en la conciencia de los cubanos, un mun- do politico con todas sus leyes ineludibles, inclusas las del do- lor y el sacrificio; mundo que, gravitando sobre los corazones en verdad amantes de la patria, los inclin6 a la grandiosa epopeya de los diez afos, despues de apurar el ciliz de la amargura con el fracaso de las conspiraciones de los Soles de Bolivar y del Aguila Negra, cuyas fechas debieran sefalarse con piedra blanca, de manera ostensible, en los fastos de esta querida tierra. La guerra del 68 fu6, a no dudarlo, el resultado, por una parte, de los desmanes de todo g6nero efectuados por los go- biernos de la ex Metr6poli-basta, para conveneernos de ello, el fijar la atenci6n un instant en el regimen politico y econ6- mico de aquella 6poca-y, por otra parte, fu6 el resultado tam- bien de la propaganda de las ideas llevadas a cabo por los ilus- tres varones que entire nosotros ocuparon el lugar de los enci- dopedistas del sig!o XVIII, precursores de la gran revolu- ci6n francesa, de donde emanan casi todos los derechos con signados, en las constituciones political modernas, incluso el tan discutido de inmunidad parlamentaria, si exagerado al- gunas veces, necesario siempre para la debida independeneia del poder legislative, como si se dijera del pensamiento de la naci6n. Si, cual expresan Renan, Emerson, Rod6 y Hennequin- para justificar ciertos privilegios personages en las democraeias o para former juicio de la cultural de los pueblos-; si, como dicen tales pensadores, en los individuos en que han encarnado los principios mas elevados de la ciencia, la filosofia y la po- litica, en ellos estan sintetizados, como en esencia, el sentimien- to, la inteligencia y la voluntad de su patria, y no en la mayo- ria de los ciudadanos en general, seguramente en los que fra- guaron y sostuvieron nuestra guerra grande, se hallaban vineu- lados, junto con dichas cualidades, los vehementes anhelos cu- banos; porque si es verdad que en ella tom6 parte buen nd- mero de la masa an6nima del pueblo-no tan important ese nimero como se deseaba-, no lo es menos que, en cambio, to- da la sociedad distinguida, toda la sociedad culta de entonces,