370 EVOLUCION DE LA CULTURAL CUBANA ce que aun se oye, al conjuro del recuerdo, el eco fragoroso de la contienda, levado de monte en monte, de valle en valle, como nota colosal e inextinguible que debe repercutir en todos los corazones cubanos, per el suave impulse de la brisa, que au- menta su rumor armonioso al rozar con el verde y gigantesco abanico de las palmas. Nadie hubo de indicarme para ocupar este lugar. He sido yo quien, como impulsado por una fuerza ciega de la natura- leza, me he atrevido, a pesar de sobrecogerme el temor del fra- caso, a robarles a los grandes de la palabra en esta Cimara una de las ocasiones en que, mas que en otras, su elocuencia seria luz para la inteligencia, vigor para la voluntad, constan- cia para el sentimiento. Yo hube de hallarme, y me hallo, im- pelido a hablar esta noehe por la energia que desarrollara en mi la lectura, el studio reciente que he hecho, no tan deteni- do cual quisiera, de los hombres y las cosas que fueron de nues- tra patria, y aqui estoy cumpliendo tal impulse psiquico, con- vertido quizAs en imperative categ6rico de mi conciencia. Per- donadme, pues, en m6rito de todo ello. Hay como un paralelismo entire los fen6menos fisicos y morales. Si con la cosmogonia kantiana, precursora de la de' Laplace, observamos la formaci6n de los mundos, y a la luz de la ciencia political observamos tambidn la formaci6n, no ya de los pueblos, sino de las nacionalidades-que ellas implican la organizaci6n consciente del Estado-,veremos c6mo los fen6- menos, de uno y otro orden, se desenvuelven similares o seme- jantes. Para Cuba, cumpli6ndose la ley de las atraceiones, el sol o gran centro planetario politico fu--y es-la America li- bre. De ella, de ese sol partieron las principles ideas de so- berania y democracia (los anillos vaporosos de que habla Kant en su "Teoria del Cielo" como de embriones de mundos), que, primero, en una opinion pfiblica inestable, si la habia bajo el mando de los capitanes generals de entonces, y, despubs, en la elite de los natives, hallaron entire nosotros atm6sfera o ambiente propicio para que, del estado de indiferencia, o di- gamos vaporoso, pasaran al de solidificaci6n o concreci6n. FuB en tales moments cuando, gracias a los tendencio- sos a veces, francos otras y siempre brillantes trabajos de los pensadores eubanos como Saco, Varela, Luz y Caballero, El Lu- gareio, el conde de Pozos Dulces, etc., comenz6 a tomar en Cuba, en la inmensa mayoria de la sociedad culta, sangre de