LA ORATORIA EN CUBA litar obligatorio no es mAs que el complement de todos los derechos otorgados por la democracia a las multitudes; no es ms que la consecuencia 16gica y la reafirmaci6n supreme del derecho electoral y del sufragio universal; porque no es mis que la gran escuela de gimnasia donde se adiestran todas las fuerzas del pais; porque no es mas que la escuela de discipli- na donde la juventud ciudadana aprende a sacrificar algo en obsequio de los otros; grande escuela de ordenamiento, de edu- caci6n civica, de previsi6n heroica, en la que puede ensefarse que todo corresponde a la patria y que el sacrificio que se realize va consagrado al sostenimiento del ideal que vigoriza a las naciones, junta a los pueblos, une a los hombres, da pa- labra al pensamiento, brillo a la fantasia, y se dilata y extien- de en hondas de ternura hasta el santuario del hogar y de la familiar. Y es por eso que no me explico que quienes se llamen avan- zados en political, y liberals por los principios que profesan, puedan sostener que no deban coexistir, junto a los derechos que la democracia otorga, los deberes que esa misma democra- cia impone, toda vez que el sistema del reclutamiento volun- tario para el ej6rcito, de los banderines de enganche, es un sistema de privilegio, de desigualdad, de irritante excepci6n, porque 's6lo serAn soldados voluntarios aqudllos ciudadanos que tengan la necesidad material de arrendar sus servicios al Estado, renunciando a su libertad individual y sometiendose a irregular y firrea discipline military, a cambio del sueldo o asignaci6n correspondiente; mientras que los ricos, los pode- rosos, los que tienen bienes de fortune, los privilegiados de la suerte, en una palabra, ni sus hijos, ni sus familiares, irAn a las filas, porque la necesidad no los ha de empujar, quedando, por consiguiente, a merced de ese ejercito pagado la causa del orden piiblico, la defense del territorio, la hacienda, el ho- nor y el hogar del ciudadano. 1 Ah! Sefiores Representantes, en cambio, el sistema de re- clutamiento obligatorio contiene el principio, alto y confor- tante, de que el llamado a las filas es el ciudadano que va a ser- vir al pais, a cuidar el orden, para resguardarlo de posibles agresiones del exterior, sin privilegios irritantes, sin excepcio- nes caprichosas, de tal suerte, que en las filas se confunden todas las clases, y merced a la discipline, se igualan todos los hombres. Lo contrario, lo contrario, esto es, sostener el prin-