350 EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA fuerza orgAnica de ese mismo agregado de hombres, que to- mando formas diferentes, impulsa, consciente o inconsciente- mente, a los individuos en sus actos, y lleva hasta las cimas del progress a un Estado, aun en el moment en que los mis- mos individuos que lo integran se eneuentran desorientados, sin conocer los rumbos definitivos del organismo en que se agitan. Aqui, entire nosotros, yo veo esto: que somos una fuerza social orginica, actuando, marchando. Somos un organismo poderoso en vitalidad; son efimeras nuestras manifestaciones morbosas, manifestaciones que es verdad que este pueblo ofre- ce, pero que son circunstanciales; que no son el product de una desorganizaci6n esencial, profunda y fatal, que l1eve al Estado cubano a la disoluci6n; son casos esporadicos, que se generalizan, a veces, pero contra los cuales tambien se reac- ciona con rapidez. Nosotros, constituimos un Estado bien or- ganizado, que tiene la seguridad de cumplir sus destinos. De- bemos tener orgullo, como naci6n, de representar una alta ci- vilizaci6n, cuyo nivel es muy superior al de la mayoria de las repfiblicas de este Continente. Esos males que indicaba el senior Lanuza son transitorios, no perduran; debemos desta- carlos, para corregirlos; pero al mismo tiempo, recordando nuestra historic, conociendo nuestra sociedad, que ofrece un nivel de civilizaci6n mayor que el de muchos pueblos de His- panoamerica; que lo mismo en higiene, que en instrucei6n pfi- blica, que en organizaci6n political, que en producci6n econ6- mica, estamos sobre reptblicas mayores que se presentan a nuestros ojos con cien afos de existencia. Este conocimiento nos debe dar la fuerza enorme que determine la conciencia del propio valer y el orgullo de sentirnos capaces de los altos destinos que nuestra situaci6n greografica nos reserve en el porvenir. Basta recorrer la historic para sentir latir el coraz6n con orgullo, al estudiar las desgracias, los vicios y las caidas in- numerables de todos los demis pueblos de la Tierra, aun de aquellos que se glorian hoy en las altas cimas de la supreme civilizaci6n. En America, desde los Estados Unidos, con sus grandes di- ficultades de organizaci6n y su monstruosa guerra civil, hasta la Argentina, con sus innumerables revoluciones y sus espan- tosos tiranos; y desde la Argentina hasta el Paraguay, pasan-