EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA tener, sobre la ruina de un matrimonio, la ficci6n de su exis- tencia, en tanto que los hijos vagan malditos de un lado para otro, sin encontrar un hogar legitimo y honroso, ni junto a su padre ni junto a su madret Result comprobado el absurdo del matrimonio indisoluble y los efeetos perniciosos que produce en la sociedad esta con- dici6n legal. Tal como existe en nuestras leyes, tiene que pro- ducir miedo y horror en los que, antes de easarse, reflexionen previamente sobre la transcendencia fatal e irremediable del matrimonio equivocado. Este sentimiento de espanto se produce en el Animo de los que analizan el matrimonio indisoluble, cuando consideran que es un lazo que los unira inexorablemente, aunque de ello surjan los mfs graves disentimientos y ofensas, que destruyan toda po- sibilidad de felicidad y de armonia. Ese matrimonio, sobre la base de la indisolubilidad, es un matrimonio tan solemne, que yo me explico que haya tantas va- cilaciones y tantas incertidumbres, por parte de los hombres y de las mujeres, antes de realizarlo, antes de obligarse en un con- trato que ha de ser eterno, aunque se oponga la Naturaleza mis- ma, que hace la vida tan efimera y finita. Suele suceder que, siendo j6venes los que van a contraer ma- trimonio, pueda el amor ofuscarlos un instant; puede la don- cella ser impulsada por una falsa idea de la simpatia; puede estar el hombre cegado por una intense voluptuosidad, creyen- do que esti profundamente enamorado y que su caricter con- cuerda con los sentimientos y el caricter de la mujer de su elec- ci6n. Se casan y quedan los dos unidos en un lazo para toda la vida, aunque la mujer result despu6s una mujer liviana que no sepa respetar el nombre que su esposo le da; aunque ella result despu6s una mujer que l1eve el apellido de su ma- rido enfangandole por las calls; como tambien puede resultar que el hombre sea un granuja y un corrompido, un hombre que se embriague y maltrate inicuamente a su esposa con golpes y palabras, y por nuestra legislaci6n, y para satisfacer las conv4- niencias sociales, segin la pudibunda y cruel tesis de nuestros adversaries, tendri ella que tolerar, mientras viva, esa vida de snfrimientos y de angustias, que convierte el hogar en un in- fierno, en lugar de ser temple de dicha y de ventura. Yo creo, sefores, que tal como estA instituido hoy el matri- monio, en su forma indisoluble, aleja a los hombres de ese no-