LA OBATOBIA EN CUBA cuarenta c6digos civiles diferentes, encontraba campo abonado el doctor Lanuza para imputaT a la legislaci6n del divorcio que estimula la disoluci6n del matrimonio, y yo veia en esto s6lo un grave defecto de legislaci6n, una series de fen6menos sociales que no deben cargarse a la cuenta del divorcio, sino a otros defects y cualidades del caricter de aquel pueblo. Veamos, a grandes rasgos, algo del temperament norte- americano. La mujer norteamericana no esti educada con cri- tario latino, ni tiene el concept restrictive de su libertad in- dividual atenuado por prejuicios aristocraticos, como pasa en Inglaterra y Alemania, paises de anciana y recia contextura. La americana tiene, de su libertad y de su personalidad, con- ceptos diferentes de los de la mujer latinoamericana, y aun de los de la mujer europea. Ella ha dado tipo a la modern literature para hacer el simbolo de la mujer fuerte, de la nue- va mujer de que tambien nos hablaba el doctor Lanuza. De suerte que nos encontramos frente a un caso peculiar de des- envolvimiento del sexo femenino, favorecido por las costum- bres y los hAbitos de los hombres de aquel pais. Si se re6nen, pues, para ser tenidas en cuenta, al valorar los resultados es- tadisticos de los divorcios en los Estados Unidos, las diferen- cias de las legislaciones de los Estados, de que he hablado, las condiciones de raza y de origen, la poblaci6n actual, cercana a cien millones de habitantes y formada por hombres de to- das las razas, que han venido en busca de nuevos moldes so- eiales, se explioara ficilmente por que yo estimo que las esta- disticas de la naci6n americana sobre el divorcio no tienen ningin valor decisive, miradas aisladamente, como meras ci- fras; que es precise condicionarlas y analizarlas en relaci6n con las causes que puedan producer las facilidades de las di- soluciones matrimoniales en los Estados Unidos, y que segura- mente no se desprenden de la legislaci6n sobre el divorcio, sino de sentimientos arraigados e invencibles en aquella socie- dad, de modern formaci6n; sentimientos que no han sido crea- dos por las leyes, sino que ellos han sido los que han creado esas leyes; que son tan incongruentes y diversos como los co- lores de un mosaieo, y que muchas veces, para desconcierto del que estudia sus estadisticas, muestra el divorcio como exce- sivo en nimero, y otras veces lo pone en much menor nfimero del que pudiera esperarse. No se debe, en consecuencia-para estudiar entire nosotros el divorcio-acudir a una sociedad co-