EVOLUCION DE LA CULTURAL CUBANA del vinculo; pero no es ese el fin del matrimonio. Es un ideal, y como todos los ideales, un luminar que esti en el cielo de los deseos, un foco al que deben converger los prop6sitos; pero no es el fin del matrimonio. El fin del matrimonio es mantener unidos, en comunidad moral y fisica, a un hombre y a una mujer, para procrear, para ser felices por la inspiraci6n del amor: ese es el fin practico del matrimonio; ese es el fin que la legislaci6n protege y 6se el fin que nosotros debemos proteger; pero ese es un fin que unas veces se realize, y entonees la indisolubilidad la impone el coraz6n y no las leyes, y otras no; unas veces ese ideal puede ser una realidad; en otras ocasiones es impossible que lo sea. En ia situaci6n moral de un matrimonio deformado, qu6 ha- remos nosotros frente al problema? ~Nos mantendremos estA- ticos, declarando, te6ricamente, que, a pesar de que no se realize el ideal y el fin del matrimonio no se cumple, la socie- dad quiere cerrar los ojos y mantener sobre el dolor del ma- trlmonio destruido la ficci6n del matrimonio indisoluble? Necesita la sociedad decir eruelmente a ese matrimonio, que no realize ni puede realizar ninguno de sus fines: "nosotros, "la sociedad, sabemos que sois un matrimonio desgraciado, "que sois una llaga viviente, que vuestros hijos estin opri- "midos por el rebajamiento moral de vuestro hogar; sabe- "mos que vuestras relaciones estan rotas para siempre por la "discordia psiquica o moral; pero nosotros, a pesar de esa "abominable situaci6n, a pesar de que vosotros no servis ab- 'solutamente para ninguno de los fines del matrimonio, os "mantenemos inexorablemente unidos hasta la muerte, para "que pueda salvarse, en el terreno abstract, el concept ideal "de la indisolubilidad." &No es esto un disparate? Sin embargo, a esas conclusions se l1ega, queriendo sostener el eoncepto de la indisolubilidad del matrimonio en todos los casos, cuando tal indisolubilidad s6lo debe ser una tendencia que se proteja por medio de las pr(dicas sociales, de las instituciones morales y de las reli- giones; pero no debe ser un concept impuesto por la fuerza, frente al desamor, frente a la desuni6n de dos que no se han podido poner de acuerdo, que se aborrecen y que hacen escar- nio del ideal matrimonial. Pero yo reconozco que 6ste no era el punto principal de la argumentaci6n que voy contestando, ni el sillar en que mis