EVOLUCION DE LA CULTURA CUBANA aun persistia, se le di6 personalidad, pasando a transformarse radicalmente, en el fondo de la concieneia de los hombres, la vieja idea superviviente de las cavernas prehist6ricas, que con- sidera a la mujer como fruto de conquista e instrument pa- sivo de placer. Se predict en contra de las condiciones desdichadas de la mujer, que dentro del matrimonio, cuando surgia el conflict, era brutalizada por el repudio. Todas esas predicaciones tuvieron una culminaci6n cuando la Iglesia se sinti6 fuerte; cuando su influencia sobre las legislaciones civiles fue podero- sa; euando le rendian homenaje y pleitesia reyes y emperado- res; cuando su acci6n se extendia hasta los filtimos extremes de la vida privada y el derecho can6nico saturaba y penetra- ba toda la legislaci6n; entonees, despues de una larga pre- paraci6n de siglos, fu6 cuando el Concilio de Trento, en el si- glo XVII, declar6, al final de un process evolutivo, que el matrimonio era un sacramento que establecia un lazo indi. soluble. Yo me he referido a este aspect religioso del concept de la indisolubilidad del vinculo matrimonial porque es imposi- ble prescindir de esa fase del problema para. explicar su doc- trina intransigente, mistica y contraria a la esencia de las le- yes humans, puesto que, por ese concept, se pretend rear, en el orden moral human, cosas definitivas, perfectas y ab- solutas, cuando el hombre, por tristes fatalidades, estA so- metido a leyes naturales, que lo hacen debil, relative y mortal. Se ve en el concept legal de indisolubilidad del matrimo- nio la huella, de sabor absolute y simb6lico, del dogma reli- gioso, cuya contextura es siempre afirmar cerradamente un principio, sin demostrarlo, para asi mantener en derredor de tenaces afirmaeiones la fe, que es una concentraci6n de los sentimientos y de las esperanzas humans. Era precise que yo viniera aqui a decir esto, era forzoso que al hablar del ma- trimonio indisoluble yo insistiera tanto sobre el ideal religio- so, porque en las instituciones civiles, aun hoy mismo, euando parecen los c6digos haberse aislado de las religions, basta es- tudiarlos para observer en seguida, en la penumbra de la con- ciencia de los hombres que los han escrito, la influencia aaces- tral de las viejas afirmaciones religiosas, sentidas vivamente en pasados tiempos, y hoy todavia supervivientes, aunque sea en el campo de las impulsiones inexplicables de la concieneia.