EVOLUCI6N DE LA CULTURE CU13ANA lia, ha reaparecido en todos los c6digos de los paises civiliza- dos, con tal unanimidad, que habria que buscar con una len- te, en los mapas de los Estados modernos, las sociedades que, por la influencia can6nica, mantienen todavia la indisolubi- lidad del matrimonio. El divorcio ha recorrido todas las etapas de la civilizaci6n a! trav6s de la Historia, conforme hemos dicho. Ha renacido en las sociedades contemporineas, no como una cosa nueva, sino como una definici6n mis moral, mas noble y mis elevada de la antigua prictica del repudio de la mujer a voluntad del hombre. Es la simiente aspera y amarga de los tiempos bAr- baros, que la civilizaci6n ha desenvuelto, ha hecho germinar y ha hecho florecer, para presentarla hoy como una institu- ci6n que se levanta a la mujeT a la misma altura del hombre, que le da un arma para resistir los abuses de la fuerza de 6ste; para imputarle su culpabilidad cuando la tiene. Sin que por ello niegue tampoco, al hombre, el derecho de alejarse para siempre de la compafiia de aquella mujer que haya amargado su existencia con el desamor y el ultraje. Creo haber bosquejado a grandes rasgos las facetas prin- cipales de la evoluci6n del divorcio al travis de la Historia. Existe el problema del divorcio como una derivaci6n del pro- blema religioso en las legislaciones. Si no se hubiera plan- teado el problema religioso en las legislaciones civiles nunca hubiera nacido la instituci6n de la indisolubilidad del matri- monio, que solamente puede sostenerse en nombre de las reli- giones, necesitadas de fundarse en la fe y en los misterios, que ellas mismas declaran superiores a los conocimientos humans. Pero, en la actualidad, separadas en las sociedades las fun- ciones de las religiones de las del Estado, el problema del di- vorcio es un problema puramente civil. En pro o en contra de 61 no pueden invocarse arguments religiosos. Si yo he hablado de las religiones es s6lo para dar ideas generals que marquen los rumbos de mi argumentaci6n; pero no porque piense desenvolverme en ese campo. Mi tesis va a ser tratada en el mismo terreno en que la discutia el doctor Lanuza, a saber: si el divorcio es una cosa convenient o no a la vitalidad del matrimonio, a la vitalidad de la familiar, y especialmente de la sociedad y de la familiar cubanas. He manifestado, al estudiar los origenes del coneepto de la indisolubilidad matrimonial, que fuW, en una 6poea, una