EVOLuCI6N DE LA CULTUiA CABANA gos y a los que agitan en estos moments la religion para mo- ver sentimientos contra el divorcio: "vosotros tennis derecho "indiscutible a la predicaei6n de vuestros dogmas y de vues- "tras creencias, en la esfera de las conciencias y desde las tri- "bunas de las iglesias; pero no tennis el derecho de erguiros, "airados, frente a los legisladores cubanos, y menos el de opo- "neros, en el terreno politico, a que los poderes piiblicos de la "Repiublica adopten una legislaci6n civil adecuada a las con- "ciencia contemporanea, porque vosotros, en todo cuanto se "refiere a la organizaci6n del Estado, no perteneceis a la so- "ciedad civil; estAis sujetos a un regimen teocratico y ponti- "fical que no se somete a toda nuestra legislaci6n civil". Me ha pareeido, pues, desde el punto de vista de la pro- paganda de conciencia, natural y 16gica la agitaci6n del clero cat6lico. Esta justificado, decia el senior Lanuza, que los que piensan que se modifica fundamentalmente un sacramento de su iglesia, y que por medio de una ley vamos a alterar lo que ellos ereen un aspecto religioso intangible, produzcan una agi- taci6n religiosa; pero cuando esos elements se han separado de su su campo de acci6n, que es la propaganda persuasive y las predicas religiosas; cuando han abandonado la send del sentimentalismo y de la fe y se han convertido en iracundos instruments de excitaei6n political, en amenazadores corifeos de una lucha electoral contra los que no piensan como ellos; en una palabra, cuando esos cl6rigos soliviantan el espiritu ph- blico en un sentido politico, se apartan de sus verdaderos in- tereses morales y presentan, una vez mas, en la Historia, el terrible vicio de las religiones cuando se mezelan en la poli- tica y en el gobierno de los pueblos; que todas ellas, incluyen- do la cat6lica, se tornan en verdaderos torbellinos de fanaticas pasiones, demoledoras de la paz moral. BSefor Ferrara:--iMuy bien! Seifor Cortina:-Esa amenaza que lanzan los elerigos con- tra los poderes pdblicos; ese criterio anacr6nico de suponer que nuestros legisladores tienen que consultar, para ejercer sus funciones, los cnones del Concilio de Trento; esa afirma- ci6n atrevida de que, por ser la mayoria de este pais cat6lica, deben redactarse sus leyes de acuerdo con el derecho can6nico, es como una nota extravagant y absurd en el ambiente de sereno laieismo en que naci6 la Repfiblica cubana. Es, pues, preeiso y convenient a la respetabilidad de nues-