LA ORATORIA EN CUBA tener en otras parties, pero que en Cuba no, porque 6ste no es un pais preparado para tal instituci6n. Esta, sefiores Representantes, sobre la mesa el problema del divorcio; pero dentro de la conciencia de los ciudadanos hay otro problema much mis grave: aqui debemos vivir en una Repfiblica con leyes coloniales o debemos regirnos por los pre- ceptos civilizadores que ya todos los paises han aplicado. El senior Lanuza, que es un experimentalista antes que todo, hu- biera debido preguntarse antes de levantarse en esta Cimara: tpor qu6 no es aplicable el divorcio en Cuba cuando esta ya aplicado en casi todos los paises del Universo? Por que no es aplicable en nuestra civilizaci6n, cuando civilizaciones in- feriores las tienen? 4 Por que no se puede aqui estableeer el divorcio cuando se ha establecido en Inglaterra y en los Es- tados Unidos, en Francia, que estin colocadas a la cabeza de la civilizaci6n? Cuando existe, con excepci6n de Italia, Espafia y algunas naciones latinoamericanas, en todos los otros paises? Si es verdad que la cosa piiblica no march muy bien, yo invito al senior Lanuza a afirmar que la cosa privada si march bien, y que nuestra uni6n matrimonial puede servir de ejemplo a todos los paises del Universo que tengan mejor organizaei6n political que la nuestra. Esta sobre la mesa el problema del divorcio, pero en el fondo hay planteada la lucha entire el pasado y el porvenir. Si nosotros los reformistas, perdieramos esta batalla, no podria- mos iniciar ninguna otra, estariamos perdidos para siempre y la fuerza de la reacci6n se organizaria de tal manera que ningin acto nuestro padria prosperar. En esta batalla se de- be veneer, yo invito al senior Campos Marquetti, yo invito al senior Lanuza, yo invito al sefor Diaz Pardo, yo invito a to- dos los contrarios al divorcio en esta Cimara que tienen pe- quefias prevenciones sobre el proyecto de ley que estableee esa reform, a que acallen esas prevenciones, porque es necesario derrocar, destruir para siempre la fuerza de reacei6n que toda- via existe en nuestra tierra, y que esta batalla planteada de- be ser ganada para poder seguir la adopci6n de nuevas medi- das que reelama la nueva conveniencia national. Cuando yo he dicho Espafia, cuando he hablado de colonia, no me he referido ni me refiero nunca a la generosa peninsula que esta al otro lado del oc6ano; bien s6 que alli, como entire nosotros, estfn en lucha las ideas del porvenir y las del pa-