EVOLUCI6N DE LA CTLTUBA CUBAWA por encima de Espafia y llega al 11.98 o 12 por cien mil ha- bitantes. Quiere deeir once o doce veces mas que Inglate- rra, que Holanda, que Escocia; diez,veces mas que Francia, mas que Alemania y poco mis o menos que las otras naciones cue han implantado el divoreio. De manera que esta simple lectura del estado de la criminalidad del mundo puede ha- cernos afirmar que el problema del divorcio no es un proble- ma de moralidad, que si fuera de moralidad y tuvieramos que estudiar las estadisticas encaminadas a este solo fin, de- biamos afirmar que el divoreio trae la moralidad en lugar de quitarla de los pueblos que lo implantan. Pero no hago afirmaciones absolutas; yo s6 que esta cri- minalidad no se desarrolla en relaci6n con el divorcio; se que no hay nada que relacione lo uno y lo otro; pero tengo la sinceridad cientifica de afirmarlo. En cambio, otros vie- nen a afirmar lo contrario s6lo a titulo de hip6tesis. Y he querido destruir esta tesis. Los delitos de homicidio, que son los tipicaments antiso- ciales, tienen igualmente altas cifras en Italia y en Espaia. Hay asesinatos en Italia 428, parricidios 22, fratricidios 20, in- fanticidios 62, homicidios simple 1,333, y despu6s las lesio- nes graves y leves, 847 y 93, respectivamente; en cambio, en Francia, que tiene mayor poblaci6n que Italia, en lugar de tener homicidios 1,333, tiene homicidios 154, mientras en Es- pafia subimos otra vez con homicidios 922; bajamos en Ale- mania, inmediatamente, con 156, y an Austria, en donde hay lugares con divoreio y lugares sin 61, ya tenemos 231 homi- cidios, y en Escocia, pais divorcista, tenemos 2 voluntarios y 19 eulposos y en Belgica tenemos 27 homicidios simples. Como se ve, sefiores representantes, parece evidence que la primera manifestaci6n de la civilizaci6n de un pueblo es la de no violar los sentimientos sociales, los preceptos de la ley; pues bien, encontramos en estos paises divorcistas la violaci6n de los mis sencillos sentimientos humans en muy baja proporci6n; lo contrario de lo que pasa donde el divor- eio no existe. El sefor Lanuza ha traido una afirmaci6n exacta que puede parecer de cierta importancia. Los suicidios acompa- fian al divoreio. El padre Amig6 repite palabras de Enri- que Morselly, notable bi6logo italiano, del siguiente tenor: