EVOLUCI6N DE LA CULTUlA CUBANA tir: "La uni6n matrimonial supone, necesariamente, una ar- monia inquebrantable entire los distintos miembros que cons- tituyen el organismo de la familiar. Desde el moment en que esa armonia se rompe, en que la relaci6n intima se que- branta en sus esenciales condiciones y la fuerza de atracei6n efectiva desaparece, haci6ndose por consiguiente, impossible el cumplimiento de los altos fines morales y materials que la uni6n implica, 6sta queda de hecho y virtualmente rota, si- quiera en apariencia se conserven alguna de sus funciones. La Ley del Divorcio no haria, en este caso, mas que con- firmar la separaci6n ya dispuesta y realizada por la misma naturaleza. En una palabra-y asi lo entiende tambi6n D'Aguanno-, el matrimonio no debe subsistir por la voluntad exclusive de la ley. El divorcio debe sancionar en todo caso legitimo la se- paraci6n absolute de los c6nyuges, la disoluci6n del vinculo matrimonial y la libertad de aqulos para contraer nuevas unions. Asi considerado el divorcio, cumpliri una acei6n eminente- mente moralizadora y podri ser un remedio radical para los vicios de las modernas sociedades. Y los espiritus cultivados de todos los tiempos, con excep- ci6n del sefor Lanuza y de los otros sefiores que lo han acom- paiado, han sostenido el mismo criterio, han sostenido la mis- ma opinion, han creido en la misma cosa. Solamente los es- critores apasionados y la tendencia clerical han podido career cosa distinta. Me voy a permitir leer unas palabras de Jeremias Bentham; su nombre es toda una gloria; su studio es todo un progress; su recuerdo es una manifestaci6n de buen sabor cientifico. Bentham decia estas maravillosas palabras, para demostrar lo injusto del vineulo, para demostrar los defeetos que el vineulo tiene: "Pero ique se diria si una mujer pusiese en el contra- to esta cliusula: "No me sera permitido dejarte ni librarme de ti, aunque llegAramos a aborrecernos tanto como ahora nos amamos!" Una proposici6n semejante parece un acto de im- becilidad: tiene algo de contradietorio y absurdo que choca a primer vista, y todo el mundo convendria en mirar tal voto como temerario y en pensar que la humanidad debia abolirlo. Pero esta cliusula absurd y cruel no es la mujer la que la pide, no es el hombre el que la invoca; es la Ley la que la