LA ORATORIA EN CUBA rar la ruptura del lazo conyugal como una cosa funesta en cuanto a sus origenes, pero la legislaci6n es un remedio a un mal preexistente; la discordia de los esposos, y es este solo mo- tivo el que hay necesidad de estudiar. Se puede resumir la cuesti6n diciendo con el senior Planiol: prohibir el divorcio por- que es dafino, es igual que si se quisiera prohibir la ampu- taci6n porque el cirujano mutila al enfermo. El divoreio no destruye la instituci6n del matrimonio; es la discordia la que destruye y el divorcio pone termino a esta discordia". Y es claro, sefores Representantes, y es claro todo lo que aqui se consigna; pero es todavia mds claro entire nosotros: el divorcio vendria a seguir una costumbre, no a crear una cos- tumbre. Yo iamo la atenci6n de los sefiores Representantes sobre este punto: el divoreio entire nosotros no crearia una costumbre, sino vendria a seguir una costumbre, vendria a le- galizar una costumbre por nosotros admitida. No hay a ca- da paso en Cuba personas que viven divorciadas y vueltas a casar? El senior Lanuza lo decia, o hacia referencia a ellas, que estin fuera de la ley. Pero si estin fuera de ley, no esti fuera de nuestra moral, porque nosotros todos les damos las manos, todos nosotros sostenemos las mejores relaciones con ellas y entonces, si moralmente las hemos aceptado, si no eon- sideramos un mal su estado, ipor qu6 mantenerlas todavia en el ostracismo, por lo menos en el ostracismo moral? Por que mantenerlas todavia fuera de la ley, y por que, si a ellas res- petamos, por qu6 no haeerlo con los pequefiuelos que pudieran surgir de esos matrimonies que serin bastardos? iAh! y vos- otros hablais a nombre de los hijos? Por que mantener estos hijos fuera de la ley, a ellos solamente, cuando a los padres les extendemos nuestras manos, los reeibimos en nuestras casas y les rendimos pleito homenaje? Es esta la cuesti6n del divoreio, bien entendido dentro de los limits que le hemos sefialado, no como lo entiende toda la vulgaridad andante, como causa de males y desgracias, con- fundiendo los males del matrimonio con el divorcio, que no es otra cosa que un remedio al dolor. Reeuerdo, dentro de este orden de ideas, que un joven eubano, laborioso e inteli- gente, ha prestado tambi6n su esfuerzo a la causa de los jus- tos en otra 6poca en que todavia aqui no teniamos en discu- si6n este problema. En tesis de doctorado, el senior Manuel Secades decia, con bellas palabras, que tengo el gusto en repe- 283