274 EVOLUCI6N DE LA CULTURAL CUBANA Evidentemente la primera ofensa que debieron hacerme era la de Ulamarme extranjero, y ellos no abandonaron esta ofen- sa. Y luego, naturalmente, debian decir lo que algunas veces se ha dicho en la sombra o de manera indirecta: que yo ha- bia sido expulsado de Italia. Y ponia la firma en el documen- to en que esto se aseveraba, un Obispo, el de Pinar del Rio; en cuanto a esto, debo decirle de una vez y para siempre ante la C&mara, que aquel senior Obispo decia una extraordinaria y patent mentira; mentira que quizas 61 conociera al decirla, porque para 61 seria ficil despues lavarse de la culpa que la tal afirmaci6n le pudiera hacer llevar sobre los hombros: una con- fesi6n hecha a tiempo, borraria por complete la ofensa, la ca- lumnia que lanzaba en contra mia. Sabido es que un eiudada- no italiano no puede ser expulsado del Reino. Antes, si, en otros tiempos, cuando el papa dominaba en Roma, y el clero en todas parties. En cuanto a lo otro no quise contestar, no he contestado todavia, no lo hare ni siquiera en esta CAmara, Ioh, me hubie- ra sido tan ficil contestar: si; extranjero que sirvi6 a la Revo- luci6n Cubana! Pero, y vosotros, en cambio, no sois extran- jeros, que maldijisteis esa misma Revoluci6n que yo servi con entusiasmo y que ayud6 con tes6nt Yo lo inico que pido al Congreso cubano, lo inico que deseo en la hora actual y que quiero poner ante los ojos en esta cues- ti6n gendrica del clericalismo, es que el pueblo cubano se defien- da; que mantenga el respeto a la Constituci6n; que evite que aqui suceda lo que ha acontecido en casi todo Hispano Ameri- ca; que impida que por otros lados las autoridades eclesiAsticas vuelvan al mismo estado en que se encontraban antes de la Re- voluei6n libertadora; que procure que aqui no acontezca lo que ha acontecido en todas las otras parties de Hispano America; que haga que se le dificulte el tenebroso trabajo que han heeho en todos los paises y en todos los tiempos: socavar la autoridad temporal y entrar dentro del poder piblico, de este poder que les esta vedado por nuestra Constituci6n. El problema nuestro es el problema de todas las Am6ri- cas. Yo lei haee pocos dias las manifestaciones de un escritor venezolano, que no es de los radicales; vive en Venezuela y esta sola circunstancia significa que no puede ser radical. Un hombre de cultural grandisima, un escritor valiosisimo, un hom- bre de Estado de primer orden, Gil Fortul, en su Historia Cons-